martes, 14 de septiembre de 2010

A un lector anónimo

Bueno querido lector anónimo, respeto tu forma de pensar y de ver la vida desde tu punto de vista particular. En primer lugar yo creo que nadie tiene que estar conmigo de acuerdo con lo que escribo pues yo no tengo ninguna autoridad sobre mis lectores. Y luego, el punto en cuestión sobre la lectura de la biblia, pues el simple hecho de leerla no afecta a nadie, incluso a los gays.
Yo quiero que veás las cosas en otro contexto y cuál es mi punto: no es la lectura de la biblia lo que me preocupa, sino el hecho que personas con poder político lo estén ordenando por medio de una ley. ¿Te parece que es algo por lo cual la gente no debería de preocuparse?
Si hacés revisión a la historia o das una lectura a la actualidad mundial, en especial al mundo árabe, verás que en el pasado y en esos países, la gente no es libre y sus vidas están o estaban regidas por la religión.
También, si hacés un poco de memoria, recordarás en las clases de historia sobre la Edad Media u Oscurantismo que vivió Occidente por muchos siglos durante los cuales la religión era lo mismo que estado, y luego, la Revolución Francesa que fue el punto de la separación de Estado y religión.
Es bien importante tener esos conceptos en la mente para entender la amenaza a nuestras libertades cuando un grupo de personas guiadas por fanatismo e intereses populista políticos deciden sobre tu libertad de conciencia. No te debería preocupar que tu vecino te invite a leer la biblia, pero sí cuando lo hace un diputado por medio de una ley.
¿Será que sólo yo ha visto el peligro en esa ley? No, no lo creo. Hasta la misma iglesia católica salvadoreña se ha dado cuenta de que no es conveniente y la ha rechazado. Así que querido lector, es bueno que sigás leyendo la biblia con tu familia o amigos, esa es tu opción, y deberías de dar gracias a tanta gente que murió en el pasado para que podás gozar esa libertad de leer y creer en lo que se te venga en gana.