viernes, 27 de febrero de 2009

¿Y el estadio Don Will?

Miren, hablando de nuevo de política nacional, me he quedado pasmado de ver que el alcalde de San Miguel, Will Salgado, dio su apoyo político al candidato de ARENA Rodrigo Avila, pese a haber tenido ya sus desencuentros con ese partido. No sé que habrá de trasfondo, ¿o sí? ¿dinero?

Pues cuando fue candidato a alcalde por ARENA, el señor Salgado prometió la construcción de un nuevo estadio y además, que para el carnaval (mal llamado así) de ese año, llevaría al grupo de rock mexicano Maná. Si no mal recuerdo, también se había prometido un bypass a la entrada de la ciudad y déjenme hacer memoria... se me escapa, pero sé que prometió algo más.
¿Es mentiroso el señor Salgado? Pues creo que las cosas no ocurrieron porque se peleó con el partido ARENA y san se acabó. Ya nadie dijo nada y todos dieron como natural que no se hiciera nada luego de ese pleito. Así son los migueleños, muy indulgentes.

Pero bueno, creamos que nada de lo que prometió no se hizo debido al pleito de Salgado con el partido. ¿Pero no es ese un antecedente de que ARENA no cumple con lo que promete? Si mis tres dedos de frente me sirven para algo, es para entender que Salgado no es rey de San Miguel ni papá de cada migueleño como para que el gobierno también se haya enojado con la gente e incumplido sus promesas.

Por eso digo que me quedé pasmado, porque Salgado anda pagando con una divisa falsa. Le ha prometido los votos que lo eligieron al partido ARENA cuando él no puede ordenar a la gente votar por tal o cual partido. Y la gente no es tonta, mucha ha de estar recordando el bendito estadio que nunca se construyó.

Por otro lado, me dio mucha pena que Mauricio Funes haya caído en la trampa de este señor.  Pero bien,el 15 de marzo se verá si en verdad Will es el tata de los migueleños y que les ordena por quién votar.

jueves, 5 de febrero de 2009

¿De qué raza soy pues?

Estoy estudiando inglés en una escuela de adultos en Los Angeles. Como es pública, el gobierno lleva en sus estadísticas la información de sus estudiantes, entre ella, el perfil racial. Un día la maestra nos pasó un test donde se nos hacían varias preguntas sobre nuestra identidad cultural y racial. Vaya, estas cosas nunca se preguntan en El Salvador y quizá por eso me puse a meditar un poco sobre el asunto.

Primero, qué lengua hablo, por supuesto, el español. Fácil. Pero luego venía la pregunta sobre mi raza y allí sí me detuve a analizar. Las opciones eran las siguientes: blanco, asiático, nativo americano, negro e indígena. Antes había una clasificación muy general para clasificar a los latinos, me pareció un poco racista esta especificación: latino blanco, latino no blanco ¿?

¿Verdad que la cosa se va complicando? Pero bien, la maestra comenzó a dar las explicaciones para que respondiéramos, lo cual yo vi innecesario. Usted –le dijo a un chino– es asiático. Usted es blanca –le dijo a una rusa. Luego se dirigió a algunos guatemaltecos, que les dijo que si se consideraban indígenas, pues eso debían de poner. Y luego se dirigió a los que parece que no entrábamos en ninguna definición.

Yo,  de pronto noté mis diferencias. No era blanco, no era negro, no asiático y tampoco indígena ¿Qué diablos soy pues? Soy de tez morena, pero mi morfología está lejos de la del negro, pero tampoco era chino, mis ojos son redondos y grandes. Indígena no, porque soy barbado y cejas gruesas; blanco no, porque soy pequeño, ojos negros y piel morena.

Vaya qué problema para muchos de nosotros en clasificarnos racialmente, en especial para los salvadoreños que es a quien en realidad me parezco. Los salvadoreños creo, somos únicos en esto de la mezcla racial. El asunto es que me di cuenta que soy mestizo en un cien por ciento. Soy pura sangre mestiza: español con indígena y genes rezagados de árabe que trajeron los españoles. Es una  contradicción ser sangre pura mestiza, pero sentado en ese pupitre me di cuenta de ello.

Así que para terminar mi test, marqué: blanco-indígena (puro).