martes, 28 de febrero de 2012

Vuelve el circo al El Salvador, de la mano de Regina de Cardenal


Los enemigos de la comunidad gay de El Salvador, liderados por la señora Regina de Cardenal, intentan modificar la Constitución de la República para introducir una definición religiosa al concepto de matrimonio, y quieren que este se entienda como la unión de un hombre y una mujer "así nacidos", esta última frasesita intenta evitar que los trangéneros puedan casarse.

La señora de Cardenal se aprovecha de la actual campaña electoral para diputados y alcaldes y presiona a los diputados del FMLN, quienes hace tres años, en plena campaña, se vieron obligados a dar sus votos por esta enmienda constitucional,  para que ahora la ratifiquen antes de que termine la actual  legislatura.
El FMLN es quizá el único partido que ve las implicaciones legales que tendría una modificación constitucional, y por eso anunciaron que no darían los votos, aunque su argumento va en tono a la campaña presente: la prohibición ya está en el Código de Familia, una ley secundaria.

Como siempre, cada tres años tenemos este circo encabezado por la asociación Sí a la Vida, cuya presidenta, si no me equivoco, es la señora de Cardenal. Esta asociación tiene una visión religiosa de la sociedad e intenta, por medio de su influencia en los círculos de poder religioso y político, que temas de naturaleza civil, como el matrimonio, la salud y la educación pública sean abordados desde la perspectiva religiosa.

La mayoría de la gente, que dice ser cristiana y temerosa de dios, tienen la opinión de que la modificación constitucional es buena, pero no logran ver los alcances que tendría permitir que grupos religiosos comiencen a manipular la ley primaria de El Salvador. Primero sería esto, y luego las mujeres terminarían usando velos o burkas y los hombres dejándose crecer la barba. El peligro está latente.

Luego, según el diario Lapagina.com,sv, un grupo de legisladores estarían pensando en una alternativa al "matrimonio gay", y ellos hablan de una unión civil entre homosexuales para reconocerles derechos legales, pero nunca la adopción de niños, que es el principal estribillo de la señora de Cardenal.

Parecería ser una decisión salomónica, pero desde mi punto de vista, una ley especial como esa no estaría haciendo otra cosa que creando ciudadanos de segunda categoría. Los de la primera categoría, los heterosexuales, el Estado les garantizaría todos sus derechos, los de segunda, los homosexuales, tendrían derechos limitados, exclusivamente por su orientación sexual. Esto es absurdo y creo que no pasaría un análisis constitucional.

Pero a todo esto, quien está fuera de este debate absurdo es la misma comunidad gay. Los gays de El Salvador nunca han tenido una posición única al respecto, nunca ha sido plataforma reinvindicativa. Este nunca ha sido un debate, sino un monólogo de la misma derecha religiosa, cuya intención inmediata es conseguir más votos en las elecciones. Y bueno, nos veremos en tres años con lo mismo.

Como yo siempre he dicho, los objetivos inmediatos de la comunidad gay del país es en primer lugar conseguir respeto, tolerancia y dignidad. Los matrimonios es una lucha de la próxima generación.
Así las cosas mis amigos.