Sí, esto lo digo yo, que he visto a muchos homosexuales infelizmente casados, con hijos y fornicando por ahí con otros hombres. Los he visto en discotecas gay y luego en el supermercado con la esposa e hijos, empujando el carrito de compras. No me puedo imaginar la clase de vida que llevan. O quizá sí: llevan vidas dobles y vacías.
Se casaron después de que amigos y parientes les insistieran en que “se les estaba yendo el tren” o de que las amigas impertinentes les insistieran en que ya era hora de formar una familia, de que deberían de tener una mujercita que les hiciera la comida, les lavara la ropa y les planchara (justo lo que hace la doméstica).
Que los amigos los tildaran de “culero” cuando desistían asistir a una barra show o a un prostíbulo, o porque no se cogieran a la vecina calentona que le tiraba los calzones. Que les cuestionaran por qué no tenían novia con esa cara y ese cuerpo. Que no hicieran comentarios adicionales sobre que las “mujeres son bien ricas” y qué cual era la mujer ideal para ellos. Si blanca o morena, piernuda, delgada o rellenita. Que cuál era la mejor posición, etc.
Después de tanto ataque a su virilidad, decidieron acallar los rumores y tomaron a la fea del barrio, porque para ella, ése hombre era una bendición y se casaron. Así vemos a tipos guapos con una chaparra negrita de la mano en el supermercado y los niños empujando el carrito, y de vez en cuando, ellos, mirando a otro hombre de reojo.
Son esos hombres infelices, que tienen hogares infelices, llenos de desasosiego. De gritos e insultos, de peleas y finalmente, de desintegración. La verdad, esta es una verdadera amenaza a la sociedad.
Qué distinto sería que estos homosexuales no se vieran obligados a casarse y vivir sus vidas tal como ellos prefirieran, sin presiones sociales, libres. Y lo mejor, que no hubiese nadie que los criticara o cuestionara su forma de vida. De que se respetara por ser personas y no por no ser lo que la sociedad espera de un hombre.
Creo que mientras la gente siga siendo intolerante hacia los homosexuales, muchos problemas sociales no se van a corregir y continuaremos con el círculo vicioso de hombres infelices, casados por obligación, acostándose con otros hombres a escondidas y su familia abandonada y destrozada. Creando la próxima generación de hombres infelices.