Una lectora me escribió y me dijo que no debería de hablar sólo de temas homosexuales. Y es cierto, tengo otras muchas cosas que decir que no tienen que ver con el ambiente gay. Una de ellas es sobre los derechos de los animales.
¿Pueden los animales tener derechos como los humanos? Es una buena pregunta. ¿Por qué los humanos tenemos derechos y los animales no?
Pues es una cuestión humana ¿No les parece? ¿Cómo un animal puede reclamar derechos cuando no tiene conciencia de ello?
Pues todo se remite a que los humanos somos la especie dominante en este planeta y conforme vamos aprendiendo de la naturaleza, nos vamos dando cuenta de que toda la creación tiene derecho a existir, incluso esas criaturas horribles como sapos y serpientes y los malditos zancudos que no nos hacen dormir en paz. Todos desempeñan una función que al final beneficia a la humanidad, aunque no lo reconozcamos.
Hasta hace poco, los animales ponzoñosos los matábamos con desprecio, como las serpientes, arañas y alacranes. Pensamos que son malos porque son feos y repugnantes y tienen un comportamiento muy distinto a los mamíferos, por ejemplo, el canibalismo y el hecho de tener tantas patas, o en las serpientes, de carecer de ellas etc., pero ahora la medicina va descubriendo que su monstruosidad no es mala.
El bótox, que es una sustancia de algunos peces venenosos, ahora es una bendición para las personas que no quieren que las arrugas progresen en sus caras. Algunos venenos de serpientes despreciables, ahora se va descubriendo que tienen aplicaciones en la medicina. Las picaduras de abejas hacen milagros en el reumatismo, y así, la medicina va descubriendo que las ponzoñas despreciadas largo tiempo por la humanidad tienen aplicaciones que nos benefician.
De ahí es que nace la nueva forma de ver a la naturaleza. Antes se creía que el hombre estaba llamado a dominar toda la creación, tal como la Biblia lo dice en el génesis, pero ahora vemos que a la naturaleza no se le debe de dominar, sino, convivir con ella y aprender de ella. Sólo así el hombre podrá sobrevivir, pues al final, somos parte de la naturaleza y debemos de comenzar a regresar a ella.
Y una de las primeras formas de hacerlo, es de respetar a los animales, de no maltratarlos como por miles de años se ha hecho. ¿Cómo ayudar a ello? Pues no yendo a esos circos que traen animales exóticos. Son criaturas esclavizadas, sacadas de su entorno natural, y obligadas, con punzones eléctricos, a hacer cosas graciosas a los ojos humanos, pero que en verdad no es natural en ellas. Los animales deben de ser libres tal como los humanos, y permanecer en sus ambientes naturales.
Para mí, los únicos animales que permanecen con el hombre porque lo quieren, son los perros y gatos, que viven protegidos por nosotros mismos. Y vean cómo los amamos y mimamos, comprándoles comidas especiales, dándoles cariño y convirtiéndolos en parte de nuestra familia.
¿Quién no ha echado de menos a su fiel perro cuando este muere, o a su gato? Tenemos con ellos una sociedad de miles de años, desde que el hombre vivía en las cavernas. Los pajarillos en las jaulas y los pececitos en las peceras, es una crueldad imperdonable.
Por último, debería en el país prohibirse la entrada de circos que traigan animales. Hay otros circos con espectáculos sólo de personas que son muy buenos, como el canadiense Le cirque du Soleil de Quebec. (este dato me dio una amiga lectora)
Si queremos ser una sociedad moderna, no deberíamos permitir la crueldad hacia los animales y dejarlos ser libres, como nosotros deseamos ser.
2 comentarios:
Le cirque du Soleil es de Quebec, es canadiense...no Frances
Te felicito por el post...yo tambien me opongo al maltrato animal.
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