domingo, 6 de septiembre de 2009

Ojalá maten a todos los mareros

Esa es la opinión de la mayoría de salvadoreños cuando se les pregunta acerca de este fenómeno social que desgarra nuestra sociedad, pero el punto de vista puede cambiar después de mirar el documental del fallecido periodista Cristian Poveda, titulado La vida loca, que retrata la existencia de un grupo de pandilleros de la colonia La Campanera de Soyapango, San Salvador.
Pienso que este documento fílmico debería ser obligatorio para todas las autoridades locales y para las diferentes organizaciones sociales, políticas y empresariales nacionales, además, de proyectarse gratuitamente en todos los cines del país.
El documental deja muchas cosas para la reflexión, una de ellas, es que la represión injustificada del Estado (como la Mano Dura de los dos gobiernos anteriores) tiene un efecto contrario al que se desea, y es que las pandillas lejos de diezmarlas, se fortalecen ante un enemigo con mucho poder y recursos como es la policía.
Otro de los descubrimientos aterradores del documental, es que en el fenómeno de las pandillas subyace un substrato ideológico: los jóvenes tienen lavado el cerebro, son fanáticos no distintos a aquellos terroristas dispuestos a colgarse bombas en el cuerpo. Creo que se encuentran en ese límite. No les importa el yo, sino lo que ordena el líder.
Se observa además, que ese grupo vive en un “ghetto”, donde la única opción que les queda es unirse a la pandilla. No existe alternativa, es un mundo horrible sin oportunidades de nada, sin opciones de nada, donde el poder de la familia es muy débil ante la presión de grupo, la presión de los líderes de las pandillas.
Por supuesto, la desintegración familiar es uno de los problemas fundamentales del fenómeno: no se ven padres de familia con hijos pandilleros, sólo sus madres, que marchan como abnegadas Marías detrás del suplicio de Jesús.
Pero aún con este cuadro tan desolador, el documental deja ver alguna esperanza: no todos quieren estar dentro de la pandilla, no todos son violentos, no todos son borregos. Existe la oportunidad de la rehabilitación, sólo se necesita creatividad y ganas genuinas de sacar a este gente del hoyo en el que se encuentran.
A mi juicio, si el gobierno en verdad quiere ayudar a disminuir este fenómeno, debe primero comenzar con la plata. Me acuerdo que cuando el país estaba en guerra, un gran porcentaje del presupuesto nacional se iba para la defensa nacional. Creo que esta es una guerra abierta en la que el Estado debe de dar prioridad a la seguridad nacional.
Se debe de llegar a los lugares y darles oportunidades reales de superación a los pandilleros y por el otro lado, neutralizar a sus líderes, que son los "mulah", los que envenenan a los jóvenes con la ideología de la violencia. Esta gente debe ser apartada.
El trabajo de sicología es decisivo: nunca antes creo, este gremio tuvo tanta importancia en nuestra sociedad como ahora: deben de cambiar mentalidades, de reprogramar cerebros. Muchos jóvenes sólo quieren que los escuchen y una alternativa para desarrollarse. Y como sostuve en mi opinión anterior, la creación de correccionales, con disciplina militar para los jóvenes menores rebeldes.
Creo que el mérito de Cristian Poveda con su documental, es que nos abre los ojos, porque la mayoría de salvadoreños hemos estado vendados por el odio, encerrados en la seguridad de nuestras amuralladas casas, y nos dice que este problema nunca se resolverá si no lo vemos, si no lo entendemos, si no nos ponemos en los zapatos de esta gente, de estos jóvenes que tuvieron la desgracia de nacer en esos “ghettos”, donde la vida no te promete nada, donde la única forma de entenderla es viviéndola de forma loca.

2 comentarios:

El-Visitador dijo...

Cero interés en "entender" o "comprender" a los pandilleros.

Que vivan como quieran, que para eso hay libertad, ante todo.

Pero a quien mate a otro, hay que fusilarlo ipso facto.

Esperando un Plan dijo...

Pasaron cien dias ya y el nuevo gobierno no ha presentado los planes que tiene para combatir el fenomeno Maras, durante este tiempo han hecho exactamente lo mismo que el gobierno anterior, lo cual ellos mismos dijeron que no funcionaba.