Uno se pregunta ¿cómo ha sido que los homosexuales en El Salvador aparecen de la nada exigiendo casarse? Y la respuesta es bien sencilla: nunca lo han hecho. Entonces, ¿cómo se inició esta controversia que mantiene en pugna a los partidos políticos, las iglesias cristianas y la minúscula e indefensa comunidad gay en El Salvador? ¿Por qué se quiere modificar la Constitución de la República?
Bueno, el tema de los matrimonios de parejas del mismo sexo tiene ya varios años en muchos países del mundo. Algunos han reconocido legalmente estas uniones. En El Salvador, estas noticias siempre fueron vistas como hechos muy improbables que ocurrieran, no así para la señora Regina de Cardenal, de la asociación Sí a la Vida, institución que está en contra de todo tipo de aborto. La preocupación de ella contrasta con la opinión de los salvadoreños sobre estos temas: era como preocuparse de lo que ocurriera en Afganistán.
Pero el tema pronto fue retomado por el señor Rodolfo Parker allá por 2006, cuando recién había logrado controlar al Partido Demócrata Cristiano, institución política en franca decadencia que en los años anteriores había tenido agrias luchas de poder y que provocaron la salida de algunos de sus miembros quienes fundaron sus propios partidos que luego se esfumaron.
En las elecciones presidenciales de 2004, todos los partidos pequeños desaparecieron y se observaba desde entonces, que la tendencia de El Salvador era hacia el bipartidismo, con dos instituciones principales que se turnarían el gobierno: ARENA y FMLN. Los otros partidos estaban condenados a la desaparición, según la ley electoral. Sabemos que aún existen por decreto legislativo y por un confuso fallo de la Corte Suprema de Justicia.
Desde entonces, el fantasma de la desaparición de hecho (por no tener adeptos) rodea a estos partidos, pues en cada elección presidencial nunca obtienen representatividad. En estos años recientes ya se observaba que la controversia ideológica no sería más un buen tema de campaña para el futuro pues era una realidad que el FMLN ganaría las elecciones alguna vez y con ello se agotaría ese tipo de confrontación que había permitido a la derecha mantenerse en el poder. El último gran fantasma conjurado por la derecha fue Schafik Hándal.
Fue en este contexto de agotamiento ideológico que el señor Parker se idea una nueva fuente de polémica para ganar adeptos: la moralidad, y apunta su estrategia hacia la población cristiana de El Salvador, presentando aquellos temas que a los salvadoreños en su mayoría rechaza por considerarlos tabúes o inmorales, como es el aborto y la homosexualidad. E inicia su cruzada moral.
Además, están los antecedentes de que la fe siempre ha sido un buen negocio para los pastores evangélicos que de pronto están construyendo grandes iglesias, centros de estudios teológicos y escuelas con el dinero de sus feligreses. Llevarlos a posiciones políticas mediante un discurso moralista era más fácil que quitarle el dulce a un niño.
En cuanto a la comunidad homosexual del país, ésta siempre ha sido muy pequeña, sin ninguna influencia, sin banderas políticas y muy desorganizada. Jamás esta comunidad ha reclamado nada, excepto la Asociación Entre Amigos, que comenzó a condenar el asesinato de varios travestis en el pasado. Aparte de ello, son pocas las personas que han decidido sufrir la discriminación y el acoso religioso y dar la cara ante la sociedad. Eran en suma,los gays, las víctimas perfectas para políticos inescrupulosos que sólo buscan votos.
Los homosexuales en El Salvador siempre han sido vistos como depravados y son condenados al infierno en vida por las diferentes denominaciones cristianas. Aparte de eso, la sociedad los ha reprobado y su estilo de vida ha sido un tabú por años. La discriminación y violencia física son consideradas aceptables si las víctimas son los gays. Las autoridades y las instituciones públicas del país nunca han considerado a los homosexuales como personas a quienes se les debe de respetar su integridad física y sicológica. En fin, son considerados ciudadanos de tercera.
Ante este contexto de indefensión, el Partido Demócrata Cristiano del señor Parker, inicia un debate sin interlocutor, sin posibilidades de defensa y plantea la amenaza de los matrimonios gays en el país. Para ello se preocupa de aparecer en diferentes medios de comunicación acompañado de pastores cristianos, quienes, alzando la biblia, condenan este estilo de vida. Por el momento, la iglesia católica no había entrado a participar y se mantiene a poca distancia. Lo mismo ocurría con los otros partidos políticos de derecha, que en ese entonces no se han percatado de las ganancias que este tema les podría acarrear.
Estos partidos y la iglesia católica mantienen un discurso de bajo perfil desaprobando las uniones homosexuales como mera respuesta a sus fundamentos ideológicos y morales.
Luego cuando comienza a calentar el ambiente electoras después de las elecciones de 2004, muchos se dan cuenta que habían pasado por alto ese nicho y comienzan a unirse a la cruzada del diputado Parker. No es casual que las marchas de ciudadanos reclamando la prohibición de los matrimonios gays haya sido después del triunfo del FMLN en las elecciones presidenciales: la bandera ideológica se agotó, ahora sigue la bandera moral para 2012.
Ha sido en 2009 que la iglesia católica se ha unido a este movimiento homofóbico y parece llevar la bandera en el tema. Los partidos políticos de derecha por su parte, le han quitado protagonismo al PDC y están haciendo como suya esta campaña, tratando de chantajear al nuevo gobierno a fin de que ratifique la enmienda constitucional, que a todas luces no es necesaria y que al contrario, atenta contra los derechos humanos.
En cuanto a la reforma constitucional, desde mucho antes se había advertido que no era necesaria porque con las actuales leyes de El Salvador, ninguna pareja del mismo sexo puede contraer matrimonio, sin embargo, los grupos homofóbicos hacen creer que es una amenaza a la vuelta de la esquina y que el FMLN es el único culpable.
La comunidad gay del país por su parte, era la menos interesada en las uniones gay. Es más, cuando Parker inició el debate, ni siquiera la sociedad salvadoreña sabía que existiera dicha comunidad. Nadie hasta el momento ha planteado seriamente el reconocimiento legal de las uniones gays y creo que el sentimiento se mantiene. Quizá porque es un tema no nacido desde el interior, sino impuesto por personas ajenas y con intereses bien establecidos.
Sin embargo, a raíz de la controversia iniciada por el diputado Parker, parece que muchos homosexuales han tomado conciencia de sus derechos y han comenzado a organizarse de forma tímida, aún sin reclamar mucho: sólo respeto. No es mucho pero por algo se comienza.
Se esperaría una comunidad más constataría y beligerante, pero no. Los homosexuales salvadoreños van por otra vía: el entretenimiento y los servicios para ellos. En estos últimos años, coincidiendo con la cruzada moralista iniciada por el diputado Parker, los negocios gays han proliferado: bares, discotecas, restaurantes, spas, etc. Nada de organizaciones de choque contra los sectores homofóbicos. Creo que la comunidad entiende que es en vano hacer demostraciones cuando todo el poder económico, social, religioso y político se tiene en contra.
Esto no quita que siempre haya gente organizada que de forma esporádica reaccione ante tanta mentira y difamación. El mejor ejemplo es este blog, que surgió como mera forma de contar banalidades y experiencias personales, pero que luego de leer tanta mentira, cambió su orientación hacia el activismo y la réplica. Hay muchos gays en la actualidad que están aportando sus opiniones y puntos de vista mediante la internet, que ha venido a ser como la imprenta de Guttember para los homosexuales salvadoreños.
Entonces, al final puede observarse que el tema de los matrimonios gays es una conspiración nacida de intereses de sectores políticos de El Salvador y jamás ha sido una bandera de la comunidad homosexual. Que la controversia pretende sustituir al agotado tema ideológico entre la izquierda y derecha salvadoreña para tomar relevancia en las próximas elecciones. Que los gays salvadoreños jamás han pedido casarse y que las leyes actuales ya lo impiden. Que la comunidad gay del país únicamente está reclamando respeto y tolerancia.
Es así que los homosexuales salvadoreños nos encontramos en medio de una conspiración de los sectores políticos y religiosos de derecha del país, cuyo principal objetivo es retomar el control del país, mediante el terrorismo sicológico hacia la población en general, a quien asustan con un tema alejado de la realidad. Un tema que los homosexuales salvadoreños nunca han considerado, porque lo que nos preocupa por el momento es que no nos agredan en la calle ni que nos asesinen. En fin, lo único que queremos es tolerancia y respeto.